¿Qué son las peliculas de culto?

Ejemplos


The Rocky Horror Picture Show (1975)


Quizás la cult-movie por excelencia, sobre todo por la gran cantidad de características definitorias que suma: procede de un musical underground y fue un fracaso de taquilla en su época. Pero el público comenzó a acudir a las sesiones de medianoche en Nueva York, interactuando con ella: coreaban las canciones, ejecutaban pequeñas acciones en momentos determinados (disparar pistolas de agua, tirar arroz), incluso subían junto a la pantalla a interpretar diálogos al mismo tiempo que la proyección. Pero también su mensaje, abiertamente subversivo y peleón, forma parte de su categoría de culto, empezando por su aún hoy corrosiva y celebrada androginia, que abarca desde los míticos créditos iniciales a la propia figura de Frank N. Furter, que se convirtió en icono LGBT de modo fulminante. Acorde con ello, aunque la película parodia y homenajea al cine de ciencia-ficción clásico, su estética está más bien inspirada en el glam rock y el naciente fenómeno punk que ya se vivía en las calles.


Eraserhead (1977)


Aunque en cierto modo podría decirse que todo el cine de Lynch respira la esencia de las cult-movies, pocas encajan en la categoría mejor que 'Cabeza borradora', aún hoy la más extraña, sugerente y pesadillesca de sus invenciones. Fue su ópera prima y fue recibida entre la más absoluta indiferencia, pero los pases de madrugada y el boca-oreja la convirtieron en el clásico reconocido del cine extraño que es hoy, hasta el punto que figura en la Librería del Congreso de los Estados Unidos por su importancia histórica. Lo curioso es que la película, pese a lo críptico de sus imágenes, posee una serie de iconos reconocibles que se han convertido en parte indisociable de la cultura moderna: la chica del radiador y su irrepetible nana sobre cómo en el cielo todo va bien, el pelo de Jack Nance, el bebé deforme, los exteriores de fábricas en corrosivo blanco y negro... una mezcla intuitiva y muy estética de simbología post-industrial y enigma irresoluble que han reforzado su categoría de obra maestra del cine de culto durante todos estos años.


Jennifer's body (2009)



Gracias al marketing, una película puede llegar a su público potencial y triunfar, o quedarse en un terreno hostil donde se convertirá en una incomprendida. La guionista Diablo Cody relata que el estudio definió su estrategia de marketing mucho antes de siquiera haber visto la película, confiados en poder explotar el atractivo de Megan Fox para asegurar el éxito taquillero. Cuando Cody mandó una defensa detallada de los temas abordados en la trama, especificando la demográfica que ella consideraba más adecuada y los mensajes que se debían transmitir, el encargado del área le respondió con tres palabras: “Megan Fox hot”. La estrategia de promoción excluyó al público femenino adolescente que podía conectar sinceramente con los temas de la película. Los promocionales la muestran como sex symbol, en una especie de teaser a escenas candentes que desviaron en gran medida a las audiencias. Al ser estrenada, llovieron quejas de hombres por la falta de desnudez, violencia o humor negro, sin considerar siquiera la intención de la trama. Por un lado, el estilo de la película- snarky, cómico y denso, es mucho más popular ahora que cuando la película se estrenó, y los temas que aborda- bisexualidad, abuso sexual, crisis de identidad- se encuentran por fin bajo los reflectores, con audiencias preparadas y deseosas de abordarlos en el cine.


Donnie Darko (2001)


Una película única no solo por su singularidad industrial y creativa, sino también como parte de la obra de su director, Richard Kelly, el típico director que cae simpático, pero que no sabe aceptar un metafórico "no" por respuesta. Después de que esta locura de crípticos viajes en el tiempo recibiera una tibia respuesta en taquilla debido a su casual coincidencia con los atentados del 11-S, siendo uno de los detalles de su argumento un terrible accidente de aviación de origen desconocido, el boca-oreja hizo milagros con su trayectoria en formato doméstico. Lo enigmático de su propuesta, su capacidad para ametrallar al espectador con imágenes tan icónicas como la del conejo monstruoso y la escalofriante personalidad de un joven Jake Gyllenhaal le otorgaron una categoría única.


The Room (2003)


Estamos ante una película tan ajena a la narrativa convencional que su culto se ha extendido bajo la etiqueta de "mala", pero esconde una realidad mucho más compleja, un absoluto asalto a las reglas del cine, tan desconcertante como entrañable. 'The Room' ni siquiera se acoge a los géneros habituales del cine de culto, casi siempre afines al fantástico: la bola de demolición de Wiseau es un drama de pareja, ridículamente misógino y muy posiblemente basado en hechos reales (o lo que Wiseau cree que es la realidad), y su visionado es tan doloroso como fascinante. Su culto se ha producido prácticamente desde su estreno (aunque obviamente se ha incrementado en los últimos tiempos gracias a Internet y el biopic) en términos muy similares en cuanto a la relación con el público a los de una película diametralmente opuesta, 'Rocky Horror Picture Show'

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